Tuesday, June 27, 2023

TOXICIDAD Y MENTALIDAD IV

 Reflexión Parte IV

En nuestros artículos anteriores hemos hablado de la toxicidad, desde un abordaje de interpretación de conductas ajenas por parte de algunas personas, situación que las lleva a conflictos, por el juzgamiento o condena que hacen de la otra persona. En ese abordaje, utilizamos un caso hipotético, de Rosa y María para recrear un diálogo de entendimiento, por su recriminación recíproca que tenían respecto de la toxicidad de cada una, según la percepción de la otra.

En el presente artículo, hablaremos de la toxicidad como una realidad de su existencia y la afectación que esta pueda tener en las personas. Por lo tanto, empezamos por recordar, qué es la toxicidad; para lo cual, tomamos el ejemplo de la toxicidad en el plano físico o químico. ¿Qué es, entonces, la toxicidad?

La toxicidad en el ámbito físico o químico se refiere a la capacidad de una sustancia o agente para causar daño o enfermedad en un organismo vivo. Se considera tóxica aquella sustancia que puede tener efectos adversos en la salud, ya sea de manera aguda, que son los efectos inmediatos, o crónica, que son los efectos a largo plazo. Estos efectos pueden variar desde una leve irritación o malestar hasta daños graves en la salud e, incluso, la muerte, en casos extremos.

De manera análoga, en el plano mental o psicológico, cuando hablamos de toxicidad, nos referimos a patrones de comportamiento, actitudes o interacciones que generan un ambiente negativo y perjudicial para la salud emocional y el bienestar psicológico de las personas involucradas. En este sentido, la toxicidad emocional se manifiesta a través de conductas y actitudes que pueden dañar la autoestima, la confianza y, en general, la salud mental de los individuos.

Aprendamos a identificar
la toxicidad y a descartar
lo que no es

Recordemos que Marie-France Hirigoyen nos ilustra sobre un aspecto dañino de las relaciones humanas. En su obra: “El acoso moral: el maltrato psicológico en la vida cotidiana”, esta autora y sicóloga señala que “el acoso moral puede ser tan dañino como el maltrato físico, y puede dejar cicatrices profundas en la salud emocional y mental de las personas afectadas”. Sin embargo, destaca a la vez que: “el acoso moral no siempre es evidente o fácil de detectar, ya que se manifiesta a través de tácticas sutiles y manipuladoras. Describe cómo, los perpetradores de acoso moral utilizan estrategias como el menosprecio constante, la humillación, la manipulación emocional y la desvalorización de la autoestima de la víctima para ejercer poder y control sobre ellas”.

Hirigoyen destaca que el acoso moral es un fenómeno que ocurre en diversas esferas de la vida cotidiana, tanto en el ámbito laboral como en las relaciones personales y familiares. Señalando que las consecuencias del acoso moral pueden ser devastadoras, causando estrés crónico, ansiedad, depresión e incluso llevando a las víctimas al borde del colapso emocional.

Es importante indicar que, aunque Hirigoyen no utiliza de forma específica el término tóxico o toxicidad, sí involucra en su obra acciones o comportamientos que han sido presentados como tóxicos o llenos de toxicidad. Pero, algunos autores sí se refieren al concepto de toxicidad en el que de manera clara describen acciones o actitudes tóxicas. Por ejemplo, Bernardo Stamateas, en su libro: “Gente Tóxica”, explora el concepto de toxicidad en las relaciones humanas. Identifica a las personas tóxicas como aquellas que ejercen un impacto negativo en nuestro bienestar emocional y mental.

¿Pero, qué patrones de conducta, acciones o actitudes, podrían estar involucrados en esta forma de toxicidad tan dañina? La toxicidad puede incluir diferentes comportamientos, de los que, a continuación, presento una lista que podría ser más amplia. Sin embargo, con ella podemos tener un contexto para nuestro estudio y para trabajar en la atención de este problema, tanto en lo que corresponde a nuestras acciones como a las reacciones ante otras personas.

Algunas situaciones o acciones identificadas como toxicidad, en el plano emocional o sicológico son:

• Manipulación emocional. Este punto se refiere al uso de tácticas manipuladoras para controlar o influir en las emociones de los demás.

• Desprecio y humillación. Está referido a menospreciar, ridiculizar o humillar a alguien de manera constante.

• Crítica destructiva. Consiste en realizar críticas negativas constantes hacia la otra persona, minando así, su autoestima.

• Victimización. Esto se refiere a actuar como víctima de manera constante para obtener atención o manipular a los demás.

• Distorsión de la realidad. Este aspecto está referido a distorsionar la realidad y hacer que la otra persona cuestione su propia percepción y realidad.

• Aislamiento social. Es el intento de aislar a la persona de su círculo social, amigos o familiares.

• Control excesivo. Es el control y dominio sobre todas las decisiones y acciones de la otra persona.

• Violencia verbal o emocional. Esta acción consiste en utilizar palabras hirientes, insultos o amenazas para generar miedo o angustia.

• Falta de empatía. Es la falta de mostrar comprensión y consideración por los sentimientos y necesidades de los demás.

• Generación de inseguridad. Consiste en crear un ambiente de inseguridad y tensión continua en la relación.

• Manipulación mental. Es el acto de manipular y jugar con las emociones de la otra persona para obtener ventajas o poder.

• Rechazo de responsabilidad. Es cuando la persona se niega a asumir la responsabilidad de sus propias acciones o errores.

• Negatividad. Se refiere a mantener una actitud negativa y pesimista constantemente, contaminando el ambiente en el que se desenvuelve.

• Irrespeto de límites de terceros. Consiste en no respetar los límites y espacios personales de la otra persona.

• Competencia destructiva. Este punto se refiere a fomentar una competencia malsana y destructiva en lugar de apoyar y colaborar.

• Falta de comunicación efectiva. En este caso, con mala intención se omite utilizar una comunicación sana y sincera. Algunas veces, más bien, se utiliza la comunicación de forma manipuladora y engañosa.

Como mencioné anteriormente, esta lista no es completa y, además, cada situación puede ser única según el contexto y las personas involucradas. Por otra parte, como veremos oportunamente, hay que tener en cuenta, la frecuencia de dichos comportamientos tóxicos para evaluar su impacto en la relación. Pero, muy importante es, lo relacionado con la percepción de las personas hacia quienes considera tóxicas, que puede estar basada en el simplismo, del cual hablamos en nuestro artículo Toxicidad y Mentalidad II (Reflexión Parte II).

Es importante destacar que, al igual que en el ámbito físico o químico, la toxicidad en el aspecto mental o psicológico puede tener diferentes niveles de intensidad y efectos. Algunas situaciones pueden ser más sutiles y ocasionales, mientras que otras pueden ser persistentes y altamente perjudiciales para la salud emocional.

El traslado del concepto de toxicidad del ámbito físico al mental o psicológico nos permite comprender que, al igual que una sustancia tóxica puede dañar el cuerpo, las interacciones y dinámicas sociales tóxicas pueden dañar la salud emocional y psicológica de las personas. Es fundamental reconocer y abordar la toxicidad emocional para promover relaciones saludables y un bienestar mental positivo.


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